Todos tenemos derecho a
ejercer libremente nuestras creencias, pensamientos, religión.
Todos tenemos
derecho a integrar cualquier grupo que materialice nuestras interrogantes
espirituales y nos proporcione las respuestas que necesitamos sobre nuestra fe.
¿Pero qué pasa cuando se vulneran nuestros derechos más elementales y gradualmente nos hacen perder la conciencia del valor de la libertad?
Es cierto. Mucha gente,
cuando no encuentra respuestas dentro de sí mismo ni en las instituciones, se
vuelca a las soluciones sobrenaturales. A veces funciona… Pero, ¿podemos
confiar en todos los grupos que se dicen religiosos?
¿Las
Sectas son enemigos de las religiones verdaderas?
¿Las Sectas se escapan
o bien se acercan a Dios?
¿Qué pasa con nuestros jóvenes, cuando no encuentran
respuestas en su familia ni en los diferentes contextos sociales?
Fragmento:
«Se llamaba Carmen y pese a
sus veinte años parecía haber vivido tres décadas. Ya alejada del mundo
contemporáneo, de algún modo, los tiempos de miseria habían quedado atrás. El
antecedente de un intento de suicidio era un acto que poco importaba. Ella
procedía de lo que los asistentes sociales denominan un hogar desmembrado.
Todavía recordaba ese día, las discusiones, los gritos de su madre castigada
por un hombre desconocido cuando todavía no se había consumado el necesario
tiempo de luto por lo de su padre. Demasiado mal iban las cosas. Fue el momento
que decidió emigrar hacia donde ningún miembro de su familia la pudiese hallar:
«Escapar, escapar», fueron las únicas palabras que pronunció en un arrebato
vacío de cordura; si bien después, cuando supo que la buscaban, había pensado
en regresar. Al cabo, tras varias charlas con el Maestro, cierto día llegó a una conclusión: el templo no era
peor que su hogar».
¿La estructura familiar
incide en las decisiones que toman cotidianamente nuestros hijos?
El ex Papa, Juan Pablo II, había dicho alguna vez: “La familia es base de la sociedad y el lugar
donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante
toda su vida. El futuro depende, en gran parte, de la familia, lleva consigo
el porvenir mismo de la sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir
eficazmente a un futuro de paz”.
Sabias palabras de quien fue el Santo Padre. Pero cuando el núcleo familiar por alguna razón se desarticula, cuando
se pierden los valores y el círculo afectivo, los jóvenes ya no podrán ser
contenidos y quedarán librados a su propia suerte, expuestos a ciertos grupos que esperan agazapados allá afuera
para alejarlos de la familia, ofreciéndoles soluciones míticas y sobrenaturales.
¿Cuál es la responsabilidad que le cabe a los padres?
Como padres
tenemos la gran responsabilidad de ser el primer nexo de nuestros hijos, transmitiéndole valores y marcándoles el camino a través del aprendizaje. Y este aprendizaje se desarrolla de manera eficaz cuando las bases de la familia son sólidas, permitiendo al joven una sensación de seguridad y contención.
Y ante este panorama, cabe preguntarse: ¿Es válido que un grupo sectario
explote los rasgos más distintivos de los jóvenes: la frustración, la curiosidad,
el idealismo, la ingenuidad, la indecisión, las ganas de cambiar…?
«En
verdad, para Carmen, el motivo de su alejamiento formaba parte de una cuestión
inexplicable. Por cierto, en el seno familiar nunca había encontrado
respuestas; sólo supieron traspasarle la invariable certeza de que siempre
viviría al margen, del otro lado del muro, aceptando la desdicha como un estilo
de vida. Con todo, no era extraño considerarse excluida de una sociedad que
siempre la supuso de espaldas».
El Crítico, Periodista y Escritor,
César Mélis, opinó:
En
“La Iglesia del Paraíso”, una regla
enunciada por el escritor Horacio Quiroga se cumple al pie de la letra: “Un
relato es una emoción que vive, que puede y resucita la belleza”.
De
esa misma resurrección surgen los personajes de esta novela. Tal vez iluminados
por esa extraña atmósfera que antecede a los grandes eclipses en donde las
criaturas de ficción tienen estela propia.
Si
existe un rasgo fundamental que nutre este libro y lo atraviesa con la
intensidad típica de las novelas de suspenso es, precisamente, el tema de los
vínculos; no sólo en el ámbito familiar o social; sino, y sobretodo, en las
relaciones que cada uno de los personajes emprende en el círculo que le toca en
suerte dentro de la comunidad o secta, y que tallan el futuro benévolo o el
infierno que les depara el destino.
- ¿Por qué la pertenencia
a una Secta es voluntaria?
- ¿Por qué las personas
pueden tornarse vulnerables a lo irracional y al fanatismo?
- ¿Qué es el mecanismo de
Epidemia Psíquica?
- ¿Cuál es el fenómeno
que hace que una persona se masifique y se guíe por los preceptos de un líder
aún a riesgo de su vida?
- ¿Cómo es la vida dentro
de una Secta Destructiva?
- ¿Se producen asesinatos
dentro de una Secta?
- ¿Existen elementos
legales para rescatar a una persona que ha decidido pertenecer para siempre a
una Secta?
- ¿Qué puede pasar cuando
las órdenes del Líder del Grupo son cuestionadas o directamente desobedecidas?
- ¿Cuáles son las técnicas psicológicas que se utilizan para anular el razonamiento del adepto?
- ¿En qué momento puede ser captada una persona para que ingrese a una Secta?
- ¿Por qué el Líder, Maestro o Padre Espiritual de un Grupo ejerce un poder divino y puede decidir sobre los demás?
- ¿El Líder de una Secta es un Psicópata, un Sádico, un iluminado o simplemente un hombre común con algo de carisma?
- ¿Por qué en una multitud desaparecen los rasgos individuales, la personalidad y las convicciones de quienes la integran?
- ¿Cómo influyen la oración, la vestimenta, el lenguaje y todas las actividades conjuntas que se realizan en la secta?
- ¿Cómo se presenta el debilitamiento psíquico y orgánico?
- ¿Qué hay de cierto sobre la profanación de la intimidad?
- ¿Están prohibidas las relaciones sexuales dentro de la Secta?
Según las propias palabras del autor, la resolución de tantos temas, en gran parte está librada a la reflexión de
cada lector:
«La
obra no pretende formar una opinión. Simplemente, como cualquier historia,
termina hablando de la gente, intenta reflejar lo más posible las sensaciones,
conductas y sentimientos de quienes transitaron por esa experiencia o de
quienes han adoptado definitivamente esa forma vida.